Introducción

Esta publicación es para ti. No te conozco, pero estoy casi seguro de que tienes un teléfono móvil en el bolsillo.

En 15 años, el móvil se ha difundido por el planeta como ninguna tecnología lo había hecho antes. Hasta llegar a una situación absurda: en el estado español, como en casi toda Europa, los contratos de telefonía móvil superan ahora el número de habitantes.

El control social se está volviendo cada vez más difuso, complejo e integrado. ¿Cuál es la tecnología de control más eficaz, la tele o las cámaras de videovigilancia? Con el móvil llegamos a la combinación ideal entre el Big Brother de Orwell y la sociedad de comunicación capitalista. Esta sumisión voluntaria tan masiva y la dependencia que implica a una herramienta desarrollada y promocionada por el sistema nos lleva a cuestionar algunas cosas.

Frente a esta situación, las personas y grupos preocupados por su privacidad, sus libertades individuales o amenazadas por la vigilancia policial, se asustan de las posibilidades técnicas de control vía móvil. La historia nos demuestra que si en otras situaciones los poderosos hubieran tenido las herramientas tecnológicas actuales para vigilar a su población, pocas de las dianas de la represión (por convicción, origen, sensibilidad o por su practica) se hubieran podido escapar. Nosotr×s mism×s, a través de luchas ecologistas o vecinales, de apoyo a migrantes o sencillamente por relacionarnos con personas implicadas en esos movimientos, en Barcelona o en otros rincones de Europa, hemos visto como la policía puede, bajo el pretexto de la seguridad, violar la intimidad de ciudadan×s inquiet×s, fichar a disidentes políticos, someter a su control a colectivos enteros… La parte más violenta de esa lógica puede ser la extensión, desde el 11 de septiembre, del marco antiterrorista llegando por ejemplo a detenciones de militantes por distribuir panfletos en Francia[1], publicar un diario crítico en euskera[2], abrir una pagina de información Twitter en los Estados Unidos[3] y una larguísima lista de abusos. En este contexto, desarrollar ideas divergentes y expresarlas puede convertirnos en sospechos×s.

Este control funciona a través del miedo y genera paranoias. Así se difundieron algunas leyendas urbanas relacionadas a los teléfonos: «Empezamos la asamblea, ¿habéis apagado vuestros móviles?», «¡Joder, mi móvil se ha vuelto loco, seguro que está pinchado!»… Como todas las leyendas suelen generar confusión, son difíciles de dilucidar y de cuestionar colectivamente. Queríamos aquí documentar estas técnicas de vigilancia y proponer prácticas colectivas para escapar del ojo del Big Brother. ¡Cuidado! La información relativa a estas técnicas suele ser muy difícil de encontrar entre los secretos de la policía y la opacidad de la justicia sobre sus métodos de investigación. Además, la evolución constante de estas tecnologías hace que este contenido tenga fecha de caducidad…

Si al principio el móvil se asociaba al businessman, poco a poco se ha convertido en la herramienta imprescindible del humano liberal. Corresponde así a muchas de sus «cualidades» emblemáticas: individual, consumidor, moderno, flexible, eficiente, móvil, en comunicación permanente, etc. La difusión masiva e sin cuestionar del móvil ha participado de la propagación de estos valores, modificando en profundidad las relaciones sociales. Y por otro lado no tener móvil significa marginalizarse.

No hemos visto la luz, el móvil no es el principal peligro del sistema, no es la nueva lucha prioritaria. Tampoco somos primitivistas, no rechazamos sin más las tecnologías o las herramientas contemporáneas. No negamos que el móvil puede ser muy útil en ciertos casos. En situaciones de emergencia (detenciones, accidentes, agresiones, etc.) no hay ningún otro medio de comunicación que permita avisar y reaccionar con tanta rapidez y eficiencia.

Pero en general, parece que se ha olvidado que hace 10 años no teníamos móviles y que si no nos gustan podemos vivir sin ellos. Si no quieres dejarte asustar por el miedo, quieres seguir movilizándote contra la injusticia, si quieres desarrollar un pensamiento crítico, te invitamos a leer lo que viene a continuación. Bueno, la verdad es que nos encantaría que quemes tu móvil y te vamos a dar buenas razones por hacerlo o por lo menos para pensártelo…

un móvil quemandose

¡Cuidado! Escribimos este texto en el 2010.

Desde entonces ha cambiado muchísimo el panorama tanto tecnológico como social de la telefonía móvil. Por ejemplo, era antes del uso generalizado de los smartphones :)

Nuestras reflexiones quedan entonces en gran parte anticuadas, sobre todo las partes técnicas.